Todos hemos tenido alguna vez miedo, eso es normal, lo que no es normal es que tengamos miedo a todo. Si este es tu caso, hay que enfrentarlo.
Contesta a estas preguntas ¿Por qué tienes miedo? ¿A qué le tienes miedo? ¿Qué tan seguido tienes miedo? ¿Tus miedos se han cumplido? Recuerda que lo que piensas es, porque es lo que atraes, así es que hay que cambiar los pensamientos.
Tenemos gravado en la mente muchas cosas que hemos escuchado desde que éramos niños y que aunque no recordemos, están ahí en nuestro subconsciente, esperando a que la situación se presente para actuar. Un ejemplo: si ibas a salir y estaba lloviendo, te decían que no te mojaras porque te enfermabas. Esto lo guardaste en tu mente y ahora, cuando llueve y te mojas. Te enfermas.
En el momento en que cambias ese concepto, puedes salir a la lluvia, mojarte y no te pasa nada.
Esto lo experimente yo. Siempre me enfermaba de gripe cuando me daba una corriente de aire, por lo que siempre me cuidaba de andar bien tapadita. En la oficina de mi jefe, había una ventana, la cual estaba siempre cerrada, porque tanto él como yo pensábamos lo mismo. Estábamos en el 6° piso, así es que según nosotros había corrientes muy fuertes que si abríamos la ventana nos vendría hasta una pulmonía.
Mi jefe se fue y vino otro, el cual pensaba completamente distinto a nosotros, así es que el primer día que llegó abrió completamente la ventana. Casi me da un infarto. Le dije, no, te vas a enfermar, a lo que él respondió: No, al contrario, el aire me hace bien, me da fuerza y me siento muy bien. Yo no lo creía, así es que fui por mi saco y me lo puse. Al pasar el tiempo, resultó que era verdad, él no se enfermaba.
Este es un ejemplo de por qué tenemos miedo. Cuando contestes las preguntas de arriba, ve de donde proviene tu miedo, es algún concepto que tengas arraigado dentro de ti. ¿Has oído algo al respecto? ¿Supiste de alguien que tuvo alguna experiencia similar y crees que lo que le ocurrió a ella te ocurrirá a ti? Esto debes de borrarlo de tu mente. Cada quien tiene su karma y el karma de otro no es el tuyo, así es que a ti no te puede suceder lo mismo que a esa persona.
Cuando contestes la pregunta de ¿A qué tienes miedo? Di el por qué y has el mismo análisis.
La frecuencia en la que tienes miedo es importante, ya que es bueno tener miedo, pero no siempre y a todo. Analiza qué tan frecuente es que tengas miedo y ve trabajando en cada uno de ellos.
Mucho ayuda la fe, ¿qué tan seguro estás de que Dios te protege? Si no lo estás trabaja en ello, cobíjate bajo su protección y olvídate de que algo malo pueda sucederte.
Haz la prueba con uno de tus miedos. Ya que hayas visto que lo tienes, cambia tu forma de pensar, pero hazlo con convicción y sintiendo que eso es en realidad. Verás como los miedos desaparecen. La mente puede ser nuestra aliada o nuestra enemiga. Edúcala.
Contesta a estas preguntas ¿Por qué tienes miedo? ¿A qué le tienes miedo? ¿Qué tan seguido tienes miedo? ¿Tus miedos se han cumplido? Recuerda que lo que piensas es, porque es lo que atraes, así es que hay que cambiar los pensamientos.
Tenemos gravado en la mente muchas cosas que hemos escuchado desde que éramos niños y que aunque no recordemos, están ahí en nuestro subconsciente, esperando a que la situación se presente para actuar. Un ejemplo: si ibas a salir y estaba lloviendo, te decían que no te mojaras porque te enfermabas. Esto lo guardaste en tu mente y ahora, cuando llueve y te mojas. Te enfermas.
En el momento en que cambias ese concepto, puedes salir a la lluvia, mojarte y no te pasa nada.
Esto lo experimente yo. Siempre me enfermaba de gripe cuando me daba una corriente de aire, por lo que siempre me cuidaba de andar bien tapadita. En la oficina de mi jefe, había una ventana, la cual estaba siempre cerrada, porque tanto él como yo pensábamos lo mismo. Estábamos en el 6° piso, así es que según nosotros había corrientes muy fuertes que si abríamos la ventana nos vendría hasta una pulmonía.
Mi jefe se fue y vino otro, el cual pensaba completamente distinto a nosotros, así es que el primer día que llegó abrió completamente la ventana. Casi me da un infarto. Le dije, no, te vas a enfermar, a lo que él respondió: No, al contrario, el aire me hace bien, me da fuerza y me siento muy bien. Yo no lo creía, así es que fui por mi saco y me lo puse. Al pasar el tiempo, resultó que era verdad, él no se enfermaba.
Este es un ejemplo de por qué tenemos miedo. Cuando contestes las preguntas de arriba, ve de donde proviene tu miedo, es algún concepto que tengas arraigado dentro de ti. ¿Has oído algo al respecto? ¿Supiste de alguien que tuvo alguna experiencia similar y crees que lo que le ocurrió a ella te ocurrirá a ti? Esto debes de borrarlo de tu mente. Cada quien tiene su karma y el karma de otro no es el tuyo, así es que a ti no te puede suceder lo mismo que a esa persona.
Cuando contestes la pregunta de ¿A qué tienes miedo? Di el por qué y has el mismo análisis.
La frecuencia en la que tienes miedo es importante, ya que es bueno tener miedo, pero no siempre y a todo. Analiza qué tan frecuente es que tengas miedo y ve trabajando en cada uno de ellos.
Mucho ayuda la fe, ¿qué tan seguro estás de que Dios te protege? Si no lo estás trabaja en ello, cobíjate bajo su protección y olvídate de que algo malo pueda sucederte.
Haz la prueba con uno de tus miedos. Ya que hayas visto que lo tienes, cambia tu forma de pensar, pero hazlo con convicción y sintiendo que eso es en realidad. Verás como los miedos desaparecen. La mente puede ser nuestra aliada o nuestra enemiga. Edúcala.
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