Érase que se era...

Cerca de la Gloria

(1)
No muy lejos del tercer planeta al que llaman Tierra, hubo un lugar en el que existía una armonía casi perfecta. Sus habitantes eran como los de otros planetas, avanzados en tecnología e infraestructura. Sin embargo, eso cambiaría...
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(2) Todo comenzó con al matanza de las focas. La técnica que usaban para matarlas era salvaje. Primero morían las crías, las focas más jóvenes y mas vulnerable; aquellas que no comprendían la palabra golpear.

Los caminos del ser-cazador se abrieron a otras especies. Los lamentos se extendieron por todo el planeta. Los animales, inquietos, sentían el dolor en carne propia; pareciera que a ellos también los golpeaban.

Las playas y los mares se enfurecieron; solida- (3) rias con su dolor, tortugas, tiburones y ballenas se unieron a la pena de las focas. Ellas también estaban hartas del maltrato y la crueldad. Los arpones que explotaban en sus cuerpos eran ya demasiados y el sufrimiento insoportable.

(4) En al tierra, otras especies padecían de la misma furia irracional. Elefantes, adorados por su marfil; leopardos, deseados por su piel; osos perturbados en su sueño y empujados a trampas donde ninguno tenía la oportunidad de sobrevivir.

Fue unánime: los animales decidieron abandonar el planeta. En un principio había algunos que no estaban de acuerdo, como los perros, quienes siempre fueron el mejor amigo del ser. Sin embargo, esta era una especie que también sufría de la crueldad y el abandono, por lo que después de mucho meditarlo se unieron al movimiento.

Hablaron con Dios. Él los escuchó y una noche, envió mensajeros para que se los llevaran. El ser despertó esa mañana y grande fue su sorpresa cuando no encontró un sólo animal. Hubo caos al principio, pero la vida tenía que seguir. Los que comían carne, maldecían, pero de nada les sirvió.

Los ser-niños, eran los más confundidos. Muchos lloraban la ausencia de sus mascotas. No entendían por qué se habían ido. Entonces, supieron sobre la historia de la crueldad sobre los animales y su rebelión. Comprendieron que también ellos eran maltratados, por lo que decidieron irse también. Así es que pidieron a Dios que los llevara con todos los animales y Él les concedió su deseo. Por la noche envió mensajeros para que se los llevaran.

La tierra se había quedado sin animales y ser-- (5)niños. Solamente quedaba los ser-ellos, las ser-ellas y los ser-sabios. Éstos últimos, los más viejos del planeta, observaron horrorizados la soledad que los rodeaba. Comprendieron que ellos también sufrían maltratos e injusticias. Con tristeza vieron que sus años de experiencia y de vida no les servían para guiar a los demás. Su fuerza se acababa, por lo que decidieron reunirse con los ser-niños. Pidieron a Dios que se los llevara y Él se los concedió.

Todo había pasado muy rápido y el planeta ya no funcionaba igual. No sólo la tecnología se venía abajo, sino que todo el sistema en el que creían se colapsaba. Sin embargo, los ser-ellos decidieron que mientras existieran las ser-ellas podrían volver a poblar su hogar. Pero, poco sospechaban que las ser-ellas también estaban hartas de la violencia. Por muchos años las noticias estaban saturadas de imágenes de cuerpos femeninos golpeados, violados y maltratados. Por lo que las ser-ellas hablaron con Dios y Él envió, una vez más, a sus mensajeros para sacarlas de ese lugar.

El ser-el quedó sólo en el planeta. Llorando, miró a su alrededor y todo lo que había logrado ya no le satisfacía. Se dio cuenta de que así no podía vivir. Así que decidió hablar con Dios para pedirle perdón y recuperar lo perdido. Él vio que su súplica era sincera y accedió a regresarlos a todos al planeta, poniendo una ley como condición: cuando algún ser maltratara a otro el ofensor sería sacado del planeta.

Reflexiono y me pregunto: ¿qué pasaría en esta tierra si nos abandonara todo ser que maltratamos? Antes de golpear a alguien, piénsalo. Imagina que ese golpe lo recibes tú y detente. No dañes a ninguna creatura, ya que todo regresará a ti. Ama a los animales, porque la tierra sin ellos no sería lo mismo. Ama y cuida a los niños y a los ancianos que son una de las bellezas que nos brinda Dios, símbolo de la inocencia y la sabiduría de nuestra vida. Y hombres y mujeres, ámense como iguales; no rivalicen, cada uno desempeña un papel importante. El uno sin el otro no es nada.

Imágenes:
(1) NASA
(2) http://www.natural-rasta.com.ar/
(3) http://www.ecop.info/
(4) http://www.cantabriajoven.com/
(5) cultura.jalisco.gob.mx

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